En la década de los noventa, los ordenadores portátiles y teléfonos móviles se hicieron accesibles a un público mayoritario y comenzaron a evolucionar a ritmo vertiginoso. Tanto es así, que las empresas vieron en estas tecnologías una vía de reducción de costes manteniendo resultados, ya que estos instrumentos hacían viable trabajar en espacios fuera de la oficina tradicional.
Desde entonces, esta tendencia ha evolucionado y muchas empresas han flexibilizado sus esquemas de trabajo aunque no todas confían aun plenamente en este sistema.
En la actualidad, las tecnologías se unen a la situación económica y las necesidades de los profesionales. Basta con tener una conexión a Internet para poder, con nuestro Smartphone, Tablet o portátil, trabajar desde cualquier lugar.
Ante este modelo de trabajo surgen los servicios de oficina virtual, que ofrecen la posibilidad de disponer de un domicilio para nuestra empresa en una ubicación de prestigio, atención telefónica personalizada, transferencia de llamadas, gestión de correo y fax y acceso a salas de reunión y despachos. Así los costes de estructura se minimizan y se eliminan los riesgos que conlleva una oficina tradicional pero sin renunciar a unas instalaciones de calidad, dando una imagen profesional y aumentando su productividad sin ataduras geográficas.
Es relativamente fácil encontrar argumentos a favor y en contra de este modelo de trabajo. El problema resuelto del tráfico al trabajar desde casa y las distracciones que plantea trabajar fuera del espacio tradicional de oficina suelen ser las más habituales.
Ambas posturas poseen buenos argumentos, pero no debemos olvidar que nuestros proyectos tanto si los desarrollamos en entornos corporativos como si no, necesitan de una estructura que permita su éxito. Necesitamos fijar horarios, metas y objetivos (realistas), elaborar planes concretos evitando distracciones y cumplirlos. Debemos evitar aplazar tareas, evaluar continuamente nuestros resultados para poder ajustar nuestras acciones si fuera necesario.
Si te estás planteando trabajar o emprender desde casa y te preocupa que este modelo repercuta en tu productividad, la web Soyentrepreneur nos plantea algunos consejos que pueden resultar útiles:
- Tomar descansos, ya que ayuda a mejorar tus niveles de movimiento, así como tu productividad cerebral.
- Trabajar por las mañanas. Los estudios demuestran que las personas más productivas se levantan temprano.
- Ponerse cómodo. Nuestro confort es igual a productividad, por ello debemos trabajar donde nos sintamos más cómodos para hacerlo.
- Evitar el multitasking. Son pocas las personas que pueden hacer varias cosas a la vez con buenos resultados. Ir de una tarea a otra no servirá para reducir tiempo pero si efectividad. Concentrarse en una sola tarea reducirá tu nivel de estrés.
- No acostarse con cosas pendientes, es decir, intenta completar las tareas que te has propuesto al final del día, administra bien tu tiempo…Te ayudará a descansar mejor.
- No dejar “la casa” sin una misión. Aunque no estés en una oficina no debes distraerte y desconcentrarte sin una buena razón. Asegúrate de salir de casa o del lugar en el que estés trabajando, solo si es necesario.
- Conocer cómo operas. Debes conocer tu mejor forma de operar (con pequeños descansos, de forma continua sin interrupciones, con música de fondo, en completo silencio…) y adaptar tu agenda para obtener los mejores resultados.
- Tener entregables. Monitorea tu trabajo y resultado, así podrás tener una evidencia tangible.
Por último, no debemos olvidar que hay una diferencia entre mantenerse concentrado y trabajar sin parar. Debemos cuidar de nosotros mismos para poder atender nuestro negocio como se merece.